EL PACTO DE DIOS

EL PACTO DE DIOS: "El Señor te pastoreará siempre, en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos, y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca se agotan. Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas, los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de muros caídos, restaurador de casas en ruinas" Isaías 58.11-12

miércoles, 4 de abril de 2012

Cuando hacemos cosas inútiles para Dios

Se cuenta que, una vez pidió un hombre que lo presentaran ante Carlomagno, diciendo que tenía una hazaña inaudita para realizarla en su honor. El Emperador consintió, así que el individuo mandó poner un hacha sin mango en la punta de una estaca y una manzana encima de otra estaca, a diez metros del hacha.

Ya frente a Carlomagno el hombre tomó su arco y lanzó una flecha que pasó silbando por el agujero del hacha y, por el otro lado, partió la manzana por la mitad. El Emperador quedó totalmente sorprendido por el hecho, con lo cual el arquero aprovechó para decirle: "He pasado diez años entrenándome, Majestad, para poder hacer esta hazaña en su honor".

Cuentan los presentes de tal acto, que Carlomagno les respondió: "¡Diez años para estropear una manzana con una flecha!... Serás condenado a pasar diez años haciendo algo útil por tus hermanos, irás a plantar manzanos en mis huertos y los cultivarás para los pobres!"

Esta historia nos hace recordar la narración de Mateo en su evangelio cuando escribe uno de los aspectos que consideró Jesús en el Sermón del Monte, y que se encuentra en el capítulo 7:

Mateo 7:21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Mateo 7:22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?
Mateo  7:23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.

Lo que el apóstol escribe aquí podemos relacionarlo con el relato de Carlomagno y el arquero, en cuanto a lo que estamos haciendo para el Señor de nuestras vidas, Jesucristo, y que puede clasificarse como una "cosa inútil" para el Señor.

Y quiero hacerlo con sumo cuidado, pues temo que algún lector puede ofenderse, pero no es esa nuestra motivación, sólo es hacer reflexión acerca de lo que estamos haciendo con nuestro servicio para Dios. Pues, a veces podemos caer en el error que cayó el arquero, en creer que estaba haciendo una proeza para su Emperador. Igualmente, el creyente, el pastor, el maestro de Biblia, entre otros servidores en la iglesia, pueden engañarse creyendo que estamos sirviendo al Señor con alguna acción o actividad que estamos realizando para Su Reino.

Y es que, cabe la posibilidad que podamos estar sirviendo en el nombre del Señor,  e incluso en muchas áreas de servicio, y estar sumidos en un profundo activismo del cual no nos damos cuenta. Y no nos damos cuenta de que estamos estamos "Lanzando flechas a la manzana" en el nombre del Señor.

Si analizamos en detalle lo que Jesús dice nos percataremos en el verso 22 que las personas mencionadas por Jesús dicen tres cosas que estaban haciendo alternadamente, esto estaban muy activos en el servicio: 
profetizaban, hacían liberación de espíritus y hacían milagros... ¡en el nombre del Señor!. 

Y lo más patético del hecho era que al final el Señor no reconocía ese servicio como tal.... ¿porqué? porque lo estaban haciendo conforme a la voluntad de ellos, en su carne, en sus fuerzas, y no conforme a la voluntad del Padre.

Lamentablemente, la iglesia se ha llenado de mucha actividad, de mucho activismo, y se ha convertido en un club de amistad donde vamos a compartir, charlar, y después, al último a abrir la Palabra de Dios por unos breves minutos, y luego a servir, ya ni se ora para consagrar el servicio. Eso es una realidad que está sucediendo, y que la iglesia en su conjunto no lo podemos negar.

Lo más triste y doloroso de esto, es que en muchos casos, nuestras familias (cónyuge e hijos) son los más afectados con ello, pues los padres no están a su lado para ministrarles. El problema es que no tenemos en cuenta que nuestra primera iglesia es nuestro hogar y a quienes tenemos que ministrar primero es a nuestra familia. Y lamentablemente, algunos pastores, digo algunos, no enseñan a los líderes aún sabiéndolo, que su primera iglesia y responsabilidad es su hogar.
Se nos olvida fácilmente lo que escribe Pablo a Timoteo, en su primera carta:

1Timoteo 3:1-5 Se dice, y es verdad, que si alguno desea ser obispo (alcanzar liderazgo dentro de la iglesia), a noble función aspira. Así que el obispo debe ser intachable, esposo de una sola mujer, moderado, sensato, respetable, hospitalario, capaz de enseñar; no debe de ser borracho ni pendenciero, ni amigo del dinero, sino amable y apacible. Debe gobernar bien su casa y hacer que sus hijos le obedezcan con el debido respeto;porque el que no sabe gobernar su propia familia, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia del Señor?

Por ejemplo, uno sólo nada más, líderes como aquellos que componen el Consejo Administrativo o Consistorio, a veces sesionan hasta altas horas de la noche para tocar temas relacionados a la administración de la iglesia. Y de ahí a dormir unas horas para luego ir a trabajar al día siguiente ¿Con qué ganas o fuerzas pueden ir a trabajar? ¿Y la familia quién los atiende? ¿Se darán cuenta de eso mis consiervos, del daño que están ocasionando a la familia de las ovejas del Señor?.

Edwin Cole dice al respecto lo siguiente: "El oficio del sacerdote es ministrar, no sólo al Señor, sino también a los que han sido confiados a su cuidado. Eso significa que un hombre debe ministrar  a su esposa y a sus hijos". Esto no quiere decir que las esposas están eximidas de esta función, pues también tienen que hacerlo con sus hijos cuando el esposo no se encuentra en casa.

Deberíamos responder estas preguntas con sinceridad ¿Cuál es la motivación de nuestro servicio? ¿Es dar la gloria y honra al Señor? ¿Es destacar ante la concurrencia? ¿Es querer alcanzar distinción y prestigio delante de los demás? ¿Estamos cumpliendo en ministrar en primer lugar a nuestra primera iglesia? ¿estamos atentos a las necesidades de aquellos que Dios a puesto a nuestro cuidado y que son nuestra primera responsabilidad ante los ojos de Dios? ¿Estás supliendo las necesidades espirituales y del alma a tu cónyuge y a tus hijos? ¿Fomentamos el tener como familia un tiempo de oración? ¿Destinamos un tiempo para estudiar juntos como familia la Palabra de Dios? 
Algunos pastores ya no enseñamos ni fomentamos en los padres de familia a hacer un Altar Familiar, al menos una vez por semana. 

El problema es  que podemos albergar alguna motivación equivocada soterrada en lo profundo del corazón. Hagámonos una pregunta ¿estarías dispuesto o dispuesta a dejar ese servicio para que lo hagan otros? No respondas inmediatamente, revísalo y ora, y luego responde con sinceridad de corazón.

¡Que el Señor te bendiga en este tiempo de recogimiento y meditación de Fin de Semana, esta semana de reflexión personal y familiar.

Recuerda que tu familia te espera cada día, no los sacrifiques, APRENDE A DECIR NO. Tu familia es tu primer ministerio.

Publicado por Ps. Félix Jara

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