EL PACTO DE DIOS

EL PACTO DE DIOS: "El Señor te pastoreará siempre, en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos, y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca se agotan. Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas, los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de muros caídos, restaurador de casas en ruinas" Isaías 58.11-12

sábado, 1 de septiembre de 2012

LA PRINCESA LUISA Y LA PLEBEYA QUE SE HIZO RESPETAR

La princesa Luisa hija de Luis XV, rey de Francia, nació en Versalles en el año 1737 dicen los libros que tenía una mala costumbre: maltrataba mucho a su doncella, hasta llegó a darle un día una bofetada. La joven, que siempre soportaba con suma humildad las humillaciones que le infería la princesa, reaccionó y le dijo:

"Su alteza no debería haber hecho esto, desdice de una princesa y mucho más de una cristiana".

La princesa Luisa molesta aún más por la reacción de la doncella le increpó: "Piense con quien está hablando. ¿Quién es usted para reprenderme? Yo soy hija de su rey ¿me oye?"

"Y yo soy hija de su Dios alteza, no lo olvide", respondió inmediatamente la doncella.

Cuenta la historia que al día siguiente, Luisa llamó a su doncella, quien respondió a su llamada con miedo a serias complicaciones por lo que había dicho.

La princesa le dijo a la doncella: "He estado hablando con mi padre... Desde hoy no será más una simple doncella, sino una de las damas de la corte... Pero eso no es todo: quiero, además, que me perdone".

La historia nos permite observar dos comportamientos que contrastan: el de la princesa Luisa y el de la joven doncella. La primera censurable pues se advierte un maltrato hacia una persona, y la segunda admirable por la paciencia y la sabiduría de la joven plebeya.

Para los que tenemos cierto grado de ascendencia o autoridad sobre una persona o grupo de personas lo que sucede es aleccionador, y válido en especial para el padre de familia, para el ejecutivo de la empresa o para el líder de una iglesia.

En las relaciones interpersonales debe tenerse en cuenta dos principios fundamentales que manan de las Escrituras. El primero es que somos creación de Dios, hombre y mujer, y como tal somos hechos a imagen y semejanza de Dios; y el segundo que en toda relación humana debería de primar el AMOR.

Jesús aprobó la afirmación que el intérprete de la Ley manifestó:

Lucas 10:26-28 "El le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?. Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás".

El pastor David Diamond, dijo algo importante, apropiado para este asunto: "Dios te va a pedir que dejes tu orgullo, pero nunca te va pedir que dejes de lado tu dignidad". Recuerda que para Dios eres de valor incalculable y eres su especial tesoro; por eso Jesucristo murió por nosotros.

Por eso la joven doncella SABÍA LO QUE REALMENTE ERA EN JESUCRISTO Y LO QUE REALMENTE VALÍA, así que tratemos bien a la gente y apreciemos lo que somos en Jesucristo.

No es cuestión de sumisión sino cuestión de valor en Jesucristo.

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